
Los próximos años en el golf profesional lucen prometedores para Ludvig Åberg. El sueco, que estaba jugando apenas su undécimo evento del PGA Tour como miembro en el RSM Classic, logró la victoria este domingo.
A sus 24 años, Aberg ya acapara toda la atención. Recién en mayo dejó las huestes universitarias de Texas Tech para embarcarse hacia la aventura profesional, logrando condiciones completas en el PGA Tour gracias al ranking del PGA Tour University.
Terminó empatado en cuarto lugar en su cuarta salida como profesional en el John Deere Classic, luego ganó el Omega European Masters en su cuarta aparición en el DP World Tour (primera victoria como "pro"), y este domingo en el idílico Sea Island Resort superó al campeón defensor Adam Svensson por 10 golpes y estaba a cuatro golpes del anterior campeón y subcampeón de este año, Mackenzie Hughes.
Los dos últimos días en el RSM Classic quedarán para los libros de historia: el sueco sólo cometió un bogey en toda la semana (en el hoyo 12 el domingo, que puso fin a una racha de 85 hoyos consecutivos sin errores, que se remonta a su última salida en México), con tres primeras rondas en Georgia de 67-64-61, -61 para establecer un nuevo récord del circuito de puntuación más baja en 54 hoyos. También empató la marca de puntuación de 72 hoyos del Tour y destrozó el récord de puntuación del torneo por siete golpes.
Luego vendría lo más impresionante. Sumado al 61 del sábado, cerró el campeonato con idéntico score, para terminar ganando en -29, con cuatro golpes sobre el segundo. “Para ser justos, creo que nunca había disparado 61s consecutivos. Así que obviamente es algo que probablemente nunca volveré a hacer”, dijo Åberg, que tiene un verdadero don para la subestimación. De continuar así, seguramente estaremos frente a la nueva superestrella del PGA Tour.